Como dueños de perro, además de brindarle los cuidados necesarios, debemos asegurarnos de su buen comportamiento. Este aspecto será beneficioso tanto para nosotros y el can, como para los vecinos y aquellos con los que nos crucemos durante los paseos o nos visiten.

Sin embargo, puede pasar que nuestro perro tenga el hábito de ladrar en exceso, y esto es algo que debemos mantener controlado, veamos cómo lograrlo.

¿Por qué ladra tanto mi perro?

Que nuestro perro ladre sin control, no sólo atormenta a quienes vivimos con él, sino a nuestros vecinos, convirtiéndose algunas veces en grandes problemas de convivencia. Ahora bien, es importante determinar la razón de dicho comportamiento, pues, si bien es cierto que esa es su forma natural de comunicarse, los perros no ladran sólo porque sí, al contrario nos están tratando de informar algo.

Así las cosas, la primera tarea que tenemos es la de investigar la causa de los ladridos. Para ello, debemos observar con detenimiento los momentos exactos en los que el perro inicia su rutina de ladridos descontrolados, con esto podremos deducir qué situación los detona y podremos actuar al respecto.   

Otro asunto que debemos determinar es cuánto es demasiado para nosotros. Es decir, si nuestro perro ladra dos o tres veces ante la llegada de un extraño, no podemos considerarlo un exceso. Asimismo, si no para de ladrar, pero al darle la orden de silencio, el can obedece también es una buena señal.

En este sentido, exceso será cuando no nos obedezca al pedirle silencio y se extienda por un tiempo innecesariamente largo.

Una vez aclarado este punto, veamos algunas razones por las que nuestro perro pueda estar teniendo esta conducta:

Temor o reclamo territorial

Es probable que el perro ladre al sonar el timbre y llegue una visita, incluso si durante su paseo se cruza con otro perro o persona. De ser así, debemos buscar otros indicativos en su lenguaje corporal que nos digan si está ladrando porque se siente amenazado.

Por otra parte, su actitud y ladrido podría reflejar un instinto de protección. Por ejemplo, si el volumen es fuerte y su postura de alerta, el perro indica que es su espacio, su propiedad y territorio.

Aburrimiento o ansiedad por separación

No es nuevo que los vecinos nos aborden a nuestra llegada a casa con quejas, sobre que el perro no paró de ladrar todo el día. Recordemos que los perros son animales de manada, les agrada la compañía. Así, el hecho de dejarlos solos durante muchas horas, los aburre por lo que recurren al ladrido como forma de protesta.

En igual sentido, si nuestro perro es emocionalmente muy dependiente de nosotros, cuando debamos dejarlos solos por un rato pueden incluso deprimirse, recurriendo a los ladridos como una salida.

Solicitud de atención

Es importante, asegurarnos de que sus necesidades estén cubiertas, ya que, podría acudir a los ladridos para pedir un paseo, premio o cariño y no parará hasta obtenerlo.

Estas suelen ser las razones más comunes por las que un perro ladra descontroladamente. Sin embargo, si ninguna se ajusta al comportamiento de nuestro perro lo más recomendable será visitar al veterinario.

De esta manera, descartamos que nuestro amigo ladre por alguna dolencia.

¿Qué hacer para calmar los ladridos del perro?

Una vez identificada la razón por la que el perro ladra y no para, podemos tomar cartas en el asunto. A continuación, enumeramos algunos consejos para solucionar este inconveniente.

Nada de desespero

En primer lugar, no debemos desesperarnos. Sí, nuestro peludo puede llegar a ladrar a todo pulmón, pero nosotros no debemos gritar más fuerte. Tampoco debemos acariciarlo de ningún modo para calmarlo. Estas respuestas de nuestra parte, sólo reforzarán su mala conducta.

Bloquea su angustia

Si como resultado del proceso de observación anterior, deducimos que el perro ladra por miedo o reclamo territorial, la solución puede ser simple. Algo tan sencillo como bloquear su vista de aquello que le cause angustia. Así si, alguien se acerca a la puerta o ventana él no podrá verlo.

Busca mantener relajada a tu mascota

Si el comportamiento se produce durante los paseos, está en nuestras manos mantenerlo relajado. Su correa es una extensión de nuestro brazo, si nosotros nos estresamos ante la presencia de otro perro o persona él también lo hará y tomará la posición de líder.

En todo caso, debemos mantenernos calmados y firmes y no dejarlo andar delante de nosotros. De esta manera, entenderá que somos nosotros quienes lo dirigimos y no al contrario.

Compañía artificial

En cambio, si el ladrido se da por aburrimiento o soledad, ayuda dejar la radio encendida para que escuche voces y sonidos que no lo dejen sentirse tan solito. Igualmente, procurar dejarlo con su juguete favorito o alguno que los haga distraerse.

Drenar energía

Otro truco que puede ayudar, es hacer un poco de ejercicio regular. Esto no tiene que ser necesariamente salir a trotar, pero una buena jornada de juegos de atrapadas por la mañana lo dejará feliz y relajado, disminuyendo su necesidad de ladrar.

Con el látigo de la indiferencia

Si descubrimos que nuestro cachorro es de los que ladra para obtener atención, a pesar de tener todas sus necesidades cubiertas, lo mejor es ignorar el comportamiento.

Tan cruel que parezca, la verdad sólo lo ayudaremos a entender que ladrando no es la forma de conseguir lo que quiere.

Distracción y obediencia

Es de gran utilidad que el perro entienda la orden de “silencio” o “cállate”. Para enseñarlo, el siguiente truquillo será perfecto, utilizaremos algo que genere mucho ruido para atraer su atención, cuando la hayamos captado pronunciaremos la orden «cállate» o “silencio” con autoridad. Cuando el perro deje de ladrar, lo premiaremos.