Como amantes de los perros, siempre debemos velar por su buena salud, tanto física como mental. Así, una parte vital de nuestras responsabilidades como dueños de perros, es el brindarle un adiestramiento adecuado que le permita desarrollarse como un animal equilibrado. Esto será esencial para que la convivencia del can con su familia adoptiva sea la mejor y todos puedan adaptarse a años de mutua compañía.
Conozcamos algunos trucos para educar a nuestro canino.
La importancia de la educación canina
Muchas veces vemos a perritos realizar toda una rutina de trucos, ejercicios y hazañas que arrancan muchos aplausos. Pero, detrás de esta exhibición, existe un arduo trabajo de paciencia, consistencia y constancia. Educar a un perro va más allá de los trucos y ejercicios; en este proceso se involucra directamente su comportamiento en casa, así como con los integrantes de la familia e incluso con otros animales.
De este modo, la intención final es enseñarle una conducta correcta y que pueda identificar lo que es incorrecto. Todo esto, va dirigido a que el perro pueda controlar sus ladridos, cuando y donde ir al baño, cómo viajar en coche, socializar, y mucho más.
¿Cómo educar a nuestro perro?
Conozcamos esos secretos que los especialistas señalan como indispensables al momento de adiestrar o educar a nuestro querido perro.
Trabajo en familia
Lo primero que se debe tener claro en casa, es que la llegada de un perro cambiará la dinámica de todos los integrantes de la familia y por tanto cada uno de ellos debe involucrarse en la educación de la mascota.
En este sentido, será importante determinar las reglas básicas que los humanos de la casa deberán seguir, de esta manera no estarán dando orientaciones contradictorias al perro, que necesita instrucciones claras y coherentes.
Reglas claras
Lo anterior nos lleva a este punto, por lo tanto, las reglas deben ser establecidas tan pronto el perro llegue a casa. Estas primeras normas deben ser sencillas de entender y seguir para motivar al peludo y las pueda captar rápido y poco a poco aplicarlas.
Recompensas y regaños
La manera más efectiva que se ha encontrado de entrenar a un perro ha sido el refuerzo positivo. Así que, para educar a un cachorro, deberemos prepararnos y equiparnos con recompensas, que suelen consistir en alimentos en pequeñas porciones. Pero también serán necesarias muchas palabras de aliento, caricias y un tono entusiasta y, claro, mucha paciencia.
Todas estas recompensas se las daremos a nuestro perro a cambio cuando haga algo bien, siga una orden o vaya al baño en el lugar correcto.
Con este mecanismo de adiestramiento debemos tener mucho cuidado con los tipos de alimentos que usamos y las cantidades. Por ello, es importante informarnos con un veterinario ya que nuestro perro no puede comer en exceso o tendremos problemas de salud.
Cuando decíamos que también las caricias y los juguetes ayudaban, es porque si bien los premios alimenticios incentivan a nuestros cachorros también es cierto que nuestro afecto los motiva mucho más. Además, podríamos recurrir a este tipo de recompensas cuando ya el perro haya captado la orden, es decir, a medida que avancemos en el adiestramiento, porque después de todo será sano que no siempre reciba comida.
En cuanto a los juegos, es la manera más adecuada para adiestrar a un can para pruebas de agilidad y velocidad, así que será cuestión de adecuar el entrenamiento para este fin.
Por otro lado, cuando el perro haga algo inadecuado, lo sorprendamos causando algún daño o haciendo sus necesidades en el lugar incorrecto, lo indicado será usar un tono de voz severo. De esta forma, el animalito comprenderá que ha cometido un error.
La clave es que pueda diferenciar el tono empleado para premiarlo del que se usa para reprenderlo.
Maximizar las sesiones de adiestramiento sin extenderse
En este tema menos es más y ese poco se debe aprovechar al máximo. Nos explicamos: para educar a nuestro canino es indispensable mantener un ritmo cómodo en cada sesión de adiestramiento. Para ello se recomiendan sesiones de 15 minutos, en los cuales se incluyan juegos y el aprendizaje de órdenes básicas.
No obstante, será importante mantenernos atentos al comportamiento del can durante este tiempo, ya que, si parece cansado o aburrido, lo mejor será parar hasta la próxima sesión e igual recomendación si somos nosotros los que nos agotamos.
Controlar las mordidas
Durante el tiempo en el que los cachorros conviven con su madre, ésta les enseña a moderar la presión de su mordida, para que en medio de los juegos entre hermanos no se lastimen unos a otros. Pues bien, cuando son separados de la madre y hermanos, es nuestro trabajo reforzar estas enseñanzas. En un principio, el cachorro creerá que todo es un juego, pues su intención no es lastimar, pero puede llegar a ser brusco. Es en ese momento en el que debemos demostrarle que su mordida nos ha dolido, con una queja moderada será suficiente.
En igual sentido, cuando lo encontremos mordiendo un zapato, mueble o cualquier objeto de la casa que no deba mordisquear, será importante una inmediata reprimenda verbal. Dicha reprimenda deberá acompañarse de un elemento disuasorio que distraiga su atención en él, esto puede ser un juguete.
Los errores más comunes al educar a un perro
No somos perfectos, así que tampoco lo seremos al educar a nuestro perro. Sin embargo, evitar estos comportamientos nos ayudará en esta importante tarea.
Debemos evitar a toda costa que los momentos de entrenamiento sean aburridos, tanto para el perro como para nosotros. Por ello debemos enfocarnos y dedicarnos a diseñar juegos y nuevas maneras de mantener la atención del peludo, y si no se nos ocurre nada, es hora de investigar más o buscar ayuda de los profesionales.
Otro error común, es pensar que un perro adulto no puede ser educado. Sí, nos costará un poco más de esfuerzo, pero todo perro puede aprender nuevas conductas, sólo debemos ajustar el adiestramiento a su edad y comportamientos a corregir, pero no es imposible.
En esta empresa, la paciencia y la constancia son las claves del éxito. Nadie nace aprendido, ni nuestro perro va aprender todo en una sesión. No podemos impacientarnos y mucho menos realizar las sesiones de forma desordenada sin horario o rutina.
Finalmente, no está justificado usar el maltrato físico cuando el perro no consiga un objetivo. Este tipo de tratos sólo harán que el perro se estrese, se cierre y simplemente no avance.