El temor de todo dueño de mascotas, es que éstas tengan alguna afección o deban ser operadas. Pero, una vez detectado el problema o en el proceso de recuperación, seguir al pie de la letra las recomendaciones del veterinario es esencial.

En muchos casos, estas indicaciones incluyen la utilización del collar isabelino (este es el nombre del gracioso cono que disgusta tanto a los perritos recién operados). Conozcamos un poco más de este artilugio.

¿Qué es el collar isabelino?

También conocido como “el cono de la vergüenza”, “pantalla de lámpara para mascotas” y muchos otros nombres graciosos, no es más que un collar diseñado para evitar que el perro se lama, rasque o toque de alguna manera, una herida o zona de su cuerpo que deba sanar.

Por cuestión de instinto, el perro buscará lamer una herida o incluso comerse los puntos en caso de que hayan sido colocados. Está de más decir que, esto sólo hará más lento el proceso de recuperación y sanación. De hecho, podría complicarse con una peligrosa infección.

Por estas razones, se diseñó este collar en forma de cono, disponibles en varios tamaños y ajustables según la talla de nuestro can.

¿Este collar podría lastimar al perro?

En principio, sólo el orgullo del perro se verá afectado. Y es que estos collares pueden llegar a ser un poco incómodos, pero más allá de una molestia no son dañinos para nuestros amigos.

No obstante, debemos asegurarnos de que el cono sea del tamaño indicado para nuestro perro. Asimismo, veremos que existen de diferentes materiales, siendo el más común el de plástico, pero resultando más cómodos otras opciones como los de tela o los inflables.

Como consecuencia de la incomodidad que genera este collar, el perro puede sentirse triste. Por ello, es probable que no quiera caminar y si lo hace se tropezará con los muebles, tampoco querrá comer o beber, incluso puede mostrarse un poco agresivo.

Este último punto, la agresividad, se explica porque el cono le restará visión periférica, así que si los tocamos fuera de su campo visual reaccionará negativamente.

Así pues, deberemos estar al pendiente del can mientras se adapta al uso del collar. Es importante animarlo a moverse con sus juguetes favoritos, acomodarle la comida a un nivel un poco más alto para que le sea más cómodo comer. En fin, debemos estar brindándole apoyo y no dejarlo sólo en este proceso de adaptación.

¿Cómo hacer un collar isabelino en casa?

Estos conos son bastante económicos y están disponibles en varios tamaños y materiales. Pero, una emergencia se presenta sin previo aviso y puede que necesitemos uno y no lo tengamos de forma inmediata.

Así que, por ello, traemos las siguientes alternativas para salir del apuro.

Collar isabelino clásico

Para la elaboración sólo necesitaremos cartón o cartulina gruesa, marcador, cinta para medir, tijeras y cinta adhesiva.

Empezaremos midiendo el cuello del perro, procuremos que la medida no quede tan ajustada ni tan floja, asimismo medimos la distancia entre su cuello (la base del collar) y el final de su hocico.

Haremos un círculo con la medida del cuello y otro más grande partiendo del círculo anterior con la segunda medida. Nos quedará algo parecido a una dona o rosquilla, la cual recortaremos.

En cualquier punto, hacemos un corte transversal y listo para medirlo y fijarlo con la cinta adhesiva alrededor del cuello del can.

Si esta opción se complica mucho, no tenemos cartón o no somos muy diestros con eso de las manualidades, tenemos otras ideas.

Los calcetines al rescate

Los calcetines nos ofrecerán algunas alternativas para solucionar un problema. No obstante, se debe tener en cuenta que esta opción funcionará perfectamente para perro de razas pequeñas.

Tomamos las medias para usar la parte de los muslos, la que es más fuerte, así que cortaremos esa parte separándola del resto y la deslizamos por la cabeza del perro, ésta se enrollará un poco limitando el movimiento del cuello.

Otra opción con calcetines, un poco más sencilla, siempre que se trate de heridas en las patas delanteras y éstas no sean de gran envergadura. En tales casos podemos ponerles calcetines, usando un elástico en el extremo para ajustarlas, teniendo cuidado de que la circulación fluya.   

Camisetas

¡No tenemos calcetines! No hay de que preocuparse, todos, en serio todos, tenemos una camiseta que no usamos o vamos a desechar y ahora, ese trozo de tela puede salvar la vida de nuestro canino. Así, cuando la herida o zona a sanar sean el abdomen patas delanteras o el lomo, podemos ponerles una camiseta u otra prenda de tela y atarla en el lomo.

Si la herida es en las patas traseras, o a la altura de las caderas pondremos la franela al revés, es decir, el agujero de la cabeza servirá para sacar la cola y en las mangas meteremos las patas traseras y la anudamos en el lomo para que no se salga.

Últimas recomendaciones sobre el cono isabelino

Recordemos que la función del collar isabelino es el que el perro no lama o toque sus heridas mientras se recupera. Por lo tanto, es el accesorio más indicado, pero siempre podremos auxiliarnos con las opciones antes señaladas.

Es importante ofrecerle a nuestra mascota todas las condiciones para que se adapte tan pronto como sea posible al uso de este collar. De manera que, mover los muebles para evitar que se tropiece será un buen inicio. También es una buena práctica acomodar mejor su comedero, de manera que le sea más fácil acceder al mismo.

Asimismo, es vital que se cumpla con el tiempo que indique el veterinario para el uso del collar, pues es él quien sabe cuánto tiempo tomará la herida o afección en curarse. Así que, por más que nos parta el corazón esa mirada triste en la cara de nuestro perro, debemos ser resistentes y mantener el collar en su lugar.