Sucedió en Rusia cuando una mujer llamada Marina Esmat compró un pequeño cachorro para su hijo. Al principio, toda la familia estaba contentísima y el cachorro fué creciendo y enseguida empezaron los «problemas».

Al pequeño cachorro le crecían las orejas hacia arriba y sus dueños empezaron a estar «descontentos» con la estética del pequeño perrito.

Empezaron por usar remedios caseron para intentar corregir la anomalía. Usaron pegamento para intentar que se le cayesen las orejas. Tambien usaron pesos en las orejas, pero estos remedios no surgieron efecto y el perro seguía con las orejas pinadas.

En este párrafo puedes leer las propias declaraciones a la prensa de Marina Esmat: «Después de un mes nos dimos cuenta de que pasaba algo raro con sus orejas. Al principio intentamos pegarle un parche y monedas en las orejas, pero no funcionó. El perro, por supuesto, estaba incómodo. Decidimos empezar a buscar a un cirujano».

La familia tenía decidido que era hora de buscar a un cirujano estético, aunque los primeros profesionales con los que contactaron les recomendaron que no sometiese al perro a esa operación. Aprovecho este momento para recordar que el Congreso Español ha prohibido hace unos días cortar el rabo a los perros por motivos estéticos, por lo que en España, una operación como esta no hubiese sido legal.

«Queremos que se reproduzca, pero con las orejas levantadas no le podíamos encontrar una hembra para cruzarlo. Además, nos gustaría llevarlo a espectáculos de perros. Ahora todo está genial».

Un cirujano llamado Andrey Mezin, llevó a cabo la fatídica operación, a pesar de estar en contra: «La cirugía se hizo. Dañamos el cartílago y así, la oreja puntiaguda quedó doblada. Los dueños insistieron porque querían un perro de competición. En estos certámenes, hay ciertos criterios para este tipo de raza; querían un Jack Russell Terrier puro como el de ‘La Máscara’, por lo que con sus orejas no podría ganar nada».

Esta noticia ha generado una gran polémica en las redes sociales. ¿Tú que opinas?