Amamos a nuestros canes, procuramos que estén sanos, bien cuidados y se sientan felices a nuestro lado. Pero en ocasiones nuestro amor por el perro se pone a prueba, cuando regresamos a casa y conseguimos un gran desastre al volver del trabajo.
Al respecto, conocer las razones por la que el can destruye cosas en la casa nos dará las herramientas para corregirlo.
¿Por qué mi perro es un destructor?
El primer paso para enfrentar este inconveniente, es conocer las razones por la que nuestro amigo peludo se está comportando de esta manera. Aunque no se trata de un tema 100% comprobado, lo cierto es que los expertos en conducta canina nos señalan las siguientes causas:
Cachorros
Cuando se trata de cachorros, debemos tener en cuenta que se encuentra en una etapa de aprendizaje y exploración. Esto trae como consecuencia que, para conocer cada nuevo elemento al que se expone, el cachorro morderá, así sabrá el sabor o consistencia de algo. De manera que en este momento de su vida lo más seguro es que lo consigamos mordisqueando los muebles o zapatos. Más adelante les indicaremos la mejor manera de corregir a tiempo este comportamiento para que no se convierta en un mal hábito.
Ahora bien, si esta conducta no es corregida a tiempo, puede ser el inicio de muchas sorpresas nada agradables para nosotros cada vez que regresemos a casa. Además, podría llegar a combinarse con otros problemas de conducta durante su desarrollo que agudizarán el problema.
Adultos
Cuando se trata de perros destructores que pasan el año de edad o se consideran jóvenes adultos, se debe hacer una evaluación detenida de lo que genera esta actuación. En la generalidad de los casos, es atribuible a la llamada ansiedad por separación.
El día a día de la mayoría de nosotros, implica ausentarnos por algunas hora para asistir al trabajo, a clases o algún compromiso, es decir, salir de casa y dejar solo a nuestro perro será un escenario inevitable, por lo que debemos prepararlo para este evento. Y aunque no lo creamos, los primeros responsables en incentivar una conducta equivocada en nuestro perro somos nosotros. Pues tras largas ausencias, cometemos el error de extendernos en atenciones hacia él, lo que desencadena una asociación inadecuada entre su actuación, nuestra ausencia y llegada.
Otro factor que podría estar influyendo para que nuestro perro destruya la casa, puede ser un exceso de energía o aburrimiento. Recordemos que nuestras mascotas necesitan salir a estirar sus patas, dar un paseo, hacer sus necesidades y recibir otros estímulos.
Al respecto, si por nuestras rutinas llenas de apuros y agendas apretadas los privamos de estos placeres, también le estaremos disminuyendo su ejercicio físico y parte de su agilidad mental. Es así como pasado un tiempo, pueden aparecer estos comportamientos destructivos como expresión de esa energía concentrada.
¿Cómo evitamos o corregimos la conducta destructiva en nuestro perro?
Sí, lo sabemos perfectamente, lo primero que nos vemos tentado hacer cuando encontramos nuestra casa patas arriba es castigar o gritar al perro. Pero, esta es la peor reacción que podríamos tener. ¿Por qué?, sencillamente porque los perros no pueden relacionar un castigo con algo que hicieron pasado un tiempo, aunque se trate de hace sólo unas pocas horas.
Por lo tanto, sólo podemos respirar profundo, recoger el desastre y tratar de averiguar qué pasa con nuestro peludo para poder tomar las mejores decisiones. Si no sabemos cómo llegar A este punto, tendremos que recurrir a un experto en conducta canina, como un entrenador o etólogo.
Sagrado paseo y tiempo de calidad
Como siempre decimos, adoptar un peludo implica una gran responsabilidad, teniendo esto claro, debemos tomarnos muy en serio sus necesidades básicas, entre ellas el paseo. Pero no sólo uno corto donde el can pueda hacer sus necesidades y ya, sino que debemos darnos el tiempo de planificar un largo paseo.
En dicho momento, lo ideal es combinar un poco de ejercicio físico y juegos de inteligencia, como localizar sus juguetes o enseñarle algunos trucos sencillos. Si esto lo hacemos, precisamente antes de dejarlo solo en casa, podemos estar más seguros de que el perro estará más relajado durante nuestra ausencia.
Juguetes, su mejor compañía
El primer truco para que el perro no mordisquee los muebles o zapatos es el uso de juguetes. Como ya lo señalamos, cuando son unos dulces cachorros curiosos los podemos pillar mordiendo algún objeto que no deben, es en ese preciso momento cuando debemos llamar su atención y centrarla en un juguete al que sí podrá morder todo lo que quiera. En teoría, el can debería acostumbrarse a morder sólo sus juguetes.
Sin embargo, cuando aparecen estos episodios destructivos, podemos dejar a su disposición algunos juguetes que le causen diversión o que lo reten. Para esta finalidad, los juguetes interactivos son nuestro as bajo la manga. En este sentido, recomendamos aquellos que dispensan comida a modo de premio.
Para que funcionen, es importante incentivarlos con bocadillos que no coman con regularidad pero que además les guste mucho. También es aconsejable, que este tipo de juguetes sólo se los facilitemos cuando nos vamos, para que asocie nuestra ausencia con algún delicioso premio que obtendrá sólo jugando y entreteniéndose con ese juguete.
Premios escondidos
En consonancia con lo anterior, debemos tener presente que nuestros perros son animales instintivamente rastreadores. Esta característica, debe ser incitada para que nuestra mascota se mantenga activo y desarrolle su olfato, pero además podemos ayudarlo a activar su ingenio, curiosidad y demás capacidades, ocultando algunos premios como chucherías para que las busquen durante nuestras ausencias.
Este método lo mantendrá ocupado en la búsqueda y no en destruir el sofá o las plantas de la casa, al tiempo que se entretiene ejercitando su olfato e ingenio.
Normas claras
Siempre que se trate del adiestramiento y educación de un perro, debemos ser pacientes, consistentes y coherentes. De esta forma, debemos establecer reglas claras para todos los miembros de la familia, de manera que el can reciba instrucciones y mandos coherentes para no confundirlo.
Si todo lo anterior falla o no sabemos cómo ponerlo en marcha, es momento de contactar a los expertos para que nos orienten. Sin dudas un entrenador o etólogo, nos darán las herramientas indicadas para cada caso. Nuestro amigo merece tener una vida feliz y nosotros la tranquilidad de conseguir en pie la casa al volver.