El perro es el mejor amigo del hombre, aunque a veces puede convertirse en su peor pesadilla. Pasar todo el día o la noche escuchando perros llorando o ladrando puede ser una situación insostenible, que nos puede generar serias molestias, con repercusiones en nuestra salud.

Ahora bien, resulta importante que tengamos presente que los ladridos son el medio a través del cual el perro se comunica. Por esto mismo, debemos asumir que cuando los ladridos del perro vecino son intensos y excesivos, no son adrede para ocasionarnos molestias, sino que son su forma de comunicarse.

¿Por qué ladra un perro?

Un perro puede ladrar por diversas circunstancias. De esta manera, estos ruidos repetitivos, excesivos e incómodos pueden obedecer a factores tanto internos como externos. Por ejemplo la soledad, estrés, aburrimiento, tristeza, frio, ansiedad o dolor, son factores internos desencadenantes de ladridos intensos y descontrolados.

Asimismo, pueden originarse por factores externos. Es el caso de los ruidos producidos por vehículos automotores, ladridos de otras mascotas en el vecindario y hasta niños que los molesten. También puede responder a la naturaleza intrínseca del perro de proteger. Esta característica sumada a la sensibilidad auditiva del canino, genera que ladre de forma continua e incesante, ante el mínimo sonido.

¿Qué acciones tomar ante los ladridos de perros vecinos?

De cualquier modo, frente a esos ladridos molestos ocasionados por los perros vecinos podemos tomar acciones. La primera de ellas, es conversar con el propietario del canino. Para ello resulta importante mantener la diplomacia. Aunque sabemos que la molestia ocasionada por los ladridos del perro vecino puede colocarnos en estado defensivo, lo mejor siempre será mantenernos en calma.

Si lo anterior no funciona, o no queremos conversarlo con el dueño del perro, podemos adquirir un inhibidor de ladridos de perro. Estos aparatos los podemos encontrar en el mercado y son bastante accesibles en cuanto a su coste. Como tienen diversos niveles, los podemos graduar hasta el nivel que surta el efecto que deseamos. Con estos dispositivos podremos controlar ese ruido molesto e intenso, generado por el perro.

Pero no nos angustiemos, no causaremos daño al perro vecino. Por ser un inhibidor ultrasónico, el único efecto que causaremos en el canino es que deje de ladrar. De esta forma recuperaremos esa tranquilidad que necesitamos, además de que no generaremos más ruido, por cuanto el sonido que emiten estos aparatos no los percibe el oído humano.

En estos casos, los silbatos para perros que ladran son una excelente opción. Los silbatos emiten un sonido inaudible para los humanos, pero de mucha eficacia en perros, generando que dejen de ladrar. Es posible que el propietario del canino no esté consciente de lo molesto que está resultando su mascota con tantos ladridos a toda hora. Es por ello que no está de más que le recomiendes su uso al dueño del perro vecino que ladra continuamente, a la par de que también le estarás aportando una herramienta ideal para adiestrar a su mascota.

¿Qué ocurre si las acciones son ineficientes? Acudir a las autoridades

Si las acciones anteriormente asumidas resultaron ineficientes y las molestias ocasionadas por los ladridos incesantes del perro vecino continúan o se han acrecentado, podemos acudir a las autoridades competentes.

Dentro de este contexto es menester destacar que los ladridos incesantes e intensos del perro vecino constituyen una forma de contaminación sónica. Al respecto, existen diversas leyes y ordenanzas que se han dictado para regular esta materia y que son de aplicación a las molestias sonoras causadas por los ladridos de éstos. Así, podemos encontrar normas que no solo educan a los propietarios de los caninos para una mejor convivencia ciudadana, sino que también los sancionan con multas.

Llamar a la policía, una opción a tener en cuenta

Un aliado importante a tener en cuenta si el ruido es muy molesto es llamar a la policía local. Ellos procederán de manera similar a como actúan ante las denuncias por ruidos ocasionados por música alta. Bajo esta premisa, medirán los niveles del ruido generado por el perro al ladrar. Seguidamente mediarán con el propietario del canino para que asuma los correctivos necesarios. Esta es una medida eficiente, con la que conseguiremos que los ladridos del canino disminuyan, en cuanto a cantidad e intensidad.

Del mismo modo, podemos asistir al Ayuntamiento y colocar una denuncia escrita. Los agentes competentes para ello, realizaran seguimiento al caso. En consecuencia, acudirán a la casa donde reside el perro y realizarán mediciones. De resultar que el nivel de ruido generado por los ladridos supera los decibeles permitidos, se iniciará un procedimiento contra el propietario del perro. Dicho procedimiento puede culminar en una multa para el dueño del canino.

Acudir a los tribunales por ladridos de los perros

También es posible presentar demanda civil contra el propietario del perro ante un Juzgado. El dueño es responsable de todo lo que haga el canino. En consecuencia, consciente o no, que los ladridos de su mascota son molestos, deberá responsabilizarse por los daños que este ocasione.